¿Por qué el cerebro se “desconecta” cuando estás agotado?

¿Por qué el cerebro se “desconecta” cuando estás agotado?

Redacción. La lucha por mantener la concentración después de una mala noche de sueño tiene una explicación científica más clara. Un estudio publicado el 29 de octubre en Nature Neuroscience reveló que, cuando estamos exhaustos, el cerebro comienza a activar procesos típicos del sueño, incluso estando despiertos, lo que provoca desconexiones momentáneas y fallos en la atención.

La investigación detalla que, tras la privación de sueño, el cerebro expulsa el líquido cefalorraquídeo (LCR), parte esencial del sistema que elimina desechos cerebrales, para luego permitir que este líquido regrese en grandes pulsos cuando se intenta prestar atención.

Este comportamiento, junto a ondas cerebrales lentas, cambios bruscos en el flujo sanguíneo y variaciones en el tamaño de la pupila, era hasta ahora observado únicamente durante las primeras fases del sueño no REM (N1 y N2).

“Muchas respuestas fisiológicas que pensábamos que funcionaban por separado en realidad se mueven juntas cuando el cerebro está agotado”, explicó Laura Lewis, coautora del estudio y profesora asociada de neurociencia del MIT.

Para llegar a estos hallazgos, los investigadores evaluaron a 26 voluntarios de entre 19 y 40 años, sometidos a dos pruebas: una con descanso adecuado y otra tras permanecer despiertos toda la noche. Mediante electroencefalogramas, resonancias funcionales y seguimiento ocular, se observó que los voluntarios con privación de sueño respondían más lento y omitían señales con mayor frecuencia.

El hallazgo más sorprendente fueron los grandes pulsos de LCR, sincronizados con los lapsos de atención. Cuando los participantes se distraían, el fluido se vaciaba del cerebro; al recuperar la concentración, el LCR regresaba rápidamente. “Esto sugiere que la capacidad de atención está íntimamente ligada al movimiento de fluidos en el cerebro”, afirmó Zinong Yang, autor principal del estudio.

Los investigadores plantean que el cerebro agotado entra en una especie de “microtransición” hacia el sueño, sin llegar a dormir realmente. De esta forma, los lapsos de atención serían indicadores de que el cerebro comienza a activar mecanismos reparadores propios del sueño no REM.

Aunque aún no está clara la función exacta de las variaciones en el flujo sanguíneo, el equipo sugiere que futuros estudios podrían determinar si estos pulsos influyen en la eliminación de desechos metabólicos y toxinas acumuladas.

El estudio refuerza un mensaje de que el sueño es esencial para mantener un cerebro saludable. Los especialistas recomiendan que los adultos duerman entre siete y nueve horas cada noche para preservar la memoria, la atención y el bienestar general.