Des-orden internacional (1/3)

Des-orden internacional (1/3)

Por Víctor Villanueva

Cada Siglo plantea un imperio, hoy potencia, dominante. Del XX, Estados Unidos llegó a ser inclusive hegemónica por determinados períodos. ¿Permitirá China y Rusia que el Siglo XXI siga siendo Estados Unidos la potencia dominante? ¿Será la multipolaridad la respuesta y sustituirá ésta la multilateralidad? ¿Hacia dónde nos conducirá el actual antagonismo? Hemos pasado de un orden al desorden mundial.

Es innegable que en este primer cuarto de Siglo XXI, la humanidad confronta un complejo escenario de desafíos de inestabilidad y riesgo de guerra a escala planetaria. Realidades no asimilables desde las atrocidades vividas en dos guerras mundiales y en la lógica del esfuerzo de la humanidad cuando abrazamos la multilateralidad global desde el 1945.

La distribución del poder en el actual sistema internacional se pasea entre la unipolaridad o multipolaridad. En la sociedad internacional ´post westfaliana´ en la que vivimos, la evolución de las relaciones internacionales entre Estados ha avanzado hacia la estructuración de un conjunto de normas, mecanismos y dinámicas, que lucían indicar estabilidad por la paz, espacios de resolución de controversias, así como adopción de preceptos jurisprudenciales que aparentaban moldear la actuación de los sujetos del orden internacional.

El modelo vigente para dirimir controversias entre Estados que amenazaran la paz y la seguridad internacionales, surgió del emblemático encuentro entre Stalin, Churchill y Roosevelt, en Yalta, Crimea, en febrero de 1945. Esta trilogía de líderes, vencedores de la Segunda Guerra Mundial, pactaron un mecanismo de equilibrio de fuerzas entre sus intereses geopolíticos alimentados por la necesidad de alejar a la humanidad del flagelo de la guerra.

Para entonces, ya se había realizado un conjunto de cónclaves tendentes a hacer valer la multilateralidad, fijándose la Declaración de St. James como el inicio de esta dinámica, en junio del 1941, en el Palacio de St. James. Desde entonces se abrazó como lema de paz, el ideario de cooperación y trabajo conjunto de todos los pueblos para una paz duradera, como forma de disfrutar de seguridad económica y social para las naciones así alineadas.

Se asimilaron las causales del fracaso de la entonces la Sociedad de Naciones o Liga de Naciones, creada mediante el Tratado de Versailles de 1919, tras la Primera Guerra Mundial. Ésta estuvo llamada a evitar una segunda guerra a escala planetaria, pero no logró dicho objetivo principal.

Por igual, otras variables directas por las que sucumbió se señala desde su inestabilidad en la membresía, la no integración de los Estados Unidos, así como la no existencia de contrapeso en las decisiones en su órgano para el resguardo de la seguridad y la paz, El Consejo.

Este criterio dio sustento a los acuerdos de Yalta. Tras las conferencias en Dumbarton Oaks, que le proporcionaron sentido estructural al actual Sistema de las Naciones Unidas, las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. Definieron que en la creación de un Consejo de Seguridad, se estableciera la categoría de cinco Estados miembros permanentes, como la regla de la “unanimidad” para la adopción de las decisiones vinculantes emanadas por dicho órgano.

Es así como se plasma el origen del controversial “poder de veto”, entre los Estados permanentes, diferenciándose radicalmente de El Consejo de la Sociedad de Naciones, en que éste no contaba con dicha regla para la aprobación de las sanciones facultativas de esta poderosa instancia multilateral.

Estructura económica post guerra mundial.-

El actual orden mundial no puede ser entendido sin el análisis de la estructuración de la arquitectura financiera mundial. En julio de 1944 se realizó una conferencia monetaria y financiera impulsada por los Estados Unidos e Inglaterra, celebradas en Bretton Woods, New Hampshire, con la orientación conceptual de los economistas John Maynard Keynes, por Reino Unido, y Harry Dexter White, por Estados Unidos.

El objetivo macro era el establecimiento de un orden económico mundial, el cual, tras superar el flagelo de la guerra, centrado en el comercio y las inversiones estadounidense en el mundo. De manera tal, que se sustentara el predominio económico que impulsaba a los Estados Unidos en el período de la guerra misma, ya que logró sustentar el 50% del PIB mundial significando tan solo el 7% de la población del planeta para entonces.

Surgen así las denominadas instituciones Bretton Woods, en referencia al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Entidades que sustentaron con éxito absoluto el predominio del comercio y las financias internacionales hasta la década de los 70, con alta incidencia hasta nuestros días.

Los Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, son los mismos Estados que aportaron la primera ronda de capitalización de estas entidades. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia, antigua Unión Soviética.

El reparto del predominio mundial estaba servido. Multilateralidad para la colectividad de Estados Vs. reparto de las finanzas, comercio e industrias para los cinco permanentes.

En la práctica, desde entonces, esto ha significado como especie de competencia desleal para las potencias mundiales no alineadas a los Estados Unidos y que sustentaron el triunfo en la Segunda Guerra Mundial. Específicamente, contra China y la hoy Federación de Rusia, potencias que procuran degradar el nivel de incidencia económica, comercial y financiera de los Estados Unidos y socios estratégicos del G7 y G20.

La evolución de los intereses económicos, geopolíticos y el desarrollo tecnológico cambió esta correlación de fuerzas alineadas en reparto mutuo. Pero esto, lo explicaremos en la próxima entrega de continuidad al presente artículo.

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El autor es abogado internacionalista por la Universidad Complutense de Madrid.-

Santo Domingo, República Dominicana