El sector del plástico pide evitar prohibiciones y plantea alternativas sostenibles

El sector del plástico pide evitar prohibiciones y plantea alternativas sostenibles

La Asociación Dominicana de la Industria del Plástico (Adiplast) reiteró su rechazo a la eliminación total del plástico como material, en medio del debate sobre la modificación a la Ley de Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos. La entidad y expertos del sector defendieron el papel de este insumo en la economía y llamaron a no tomar decisiones basadas en percepciones, sino en criterios científicos que promuevan una transición hacia materiales más sostenibles, sin comprometer empleos, precios ni eficiencia.

Según explicó el director de Adiplast, José María Munné, más de 470 empresas conforman la industria del plástico en el país, generando 11,000 empleos directos y más de 45,000 indirectos. En 2024, las ventas locales superaron los RD$59,000 millones, con exportaciones por encima de los US$700 millones. “Debemos trabajar para que no haya prohibición de ningún producto, pero sí tomar medidas que fomenten la sostenibilidad”, afirmó.

En ese contexto, Munné destacó que el 100 % del foam (poliestireno expandido) fabricado en el país ya incluye aditivos de biodegradación, sin que esto represente un aumento de precio para el consumidor. “La sostenibilidad no puede ser solo ambiental, también debe ser económica y social”, añadió.

Ciencia sobre ideología: el llamado regional

Durante el conversatorio “Rompiendo mitos sobre el plástico”, organizado por Adiplast, el presidente de la Cámara Ambiental del Plástico de Colombia, Cristian Halaby Fernández, advirtió sobre los riesgos de tomar decisiones apresuradas guiadas por la percepción social. “La prohibición es el peor de los errores. No se trata de ideología, sino de ciencia”, sentenció.

Halaby explicó que la verdadera biodegradación ocurre cuando los microorganismos digieren el plástico, no simplemente cuando este se fragmenta. Agregó que sustituir el plástico sin análisis técnico podría tener consecuencias opuestas a los objetivos medioambientales, ya que materiales como el papel, vidrio o metal pueden consumir hasta 25 veces más energía y agua durante su fabricación.

Además, hizo hincapié en que muchos de los microplásticos que contaminan el ambiente no provienen de envases de alimentos, sino de artículos como redes de pesca o ropa deportiva, cuya regulación suele ser ignorada.

Implicaciones económicas y sociales

El sector advirtió que una prohibición generalizada de productos plásticos podría impactar los precios de bienes básicos. “Si un plato plástico cuesta un peso y se cambia por uno de otro material, pasará a costar cuatro. Al final del mes, eso impacta a la familia”, dijo Halaby, alertando sobre el efecto inflacionario.

Tanto él como Munné coinciden en que el enfoque debe centrarse en medidas como el ecodiseño, el reciclaje, la economía circular y la incorporación de aditivos biodegradables, más que en prohibiciones. De hecho, la industria ya ha asumido parte de esa transición, sin trasladar el costo al consumidor.

“No hay nada más dañino que la pobreza, porque cuando no hay comida en el plato, el medioambiente deja de ser prioridad”, concluyó Halaby.