
¿Por qué los dominicanos estudian carreras con poco futuro?
- 2025-08-20
- Autor: Joan Sebastian
En República Dominicana, las carreras más elegidas por los estudiantes universitarios no siempre coinciden con las necesidades del mercado laboral. De acuerdo con el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), en 2024 medicina lideraba la matrícula con 41,095 estudiantes, seguida de contabilidad (36,535) y derecho (33,962). Sin embargo, expertos advierten que este patrón refleja más las distorsiones del sistema que una verdadera apuesta por la innovación y la productividad.

Un sistema que premia la burocracia
El Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) explica que la alta matrícula en derecho y contabilidad responde, en gran parte, a la compleja burocracia y al sistema tributario, que obligan a hogares y empresas a recurrir constantemente a especialistas. En el caso de medicina, su atractivo radica en los beneficios económicos y gremiales que ofrece.
Un detalle poco visible es el peso de la educación: aunque no aparece en el “top 10” porque está dividida en múltiples programas, al sumar todas sus ramas reúne 56,332 estudiantes, superando incluso a medicina.
La otra cara: ciencia y tecnología rezagadas
Mientras tanto, las carreras vinculadas a la ciencia y la tecnología muestran una débil participación estudiantil. Ingeniería en computación apenas cuenta con 11,018 matriculados, y todas las ciencias básicas (matemática, física, química) reúnen solo 4,170.
Para CREES, esta brecha limita el desarrollo económico sostenible del país: “Se necesitan instituciones que reduzcan las distorsiones y generen un entorno donde los jóvenes orienten su formación hacia áreas que fortalezcan la innovación y la productividad”, advierte la entidad.
El llamado de los empresarios
La Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) fue más directa en su advertencia: el 45 % de los universitarios dominicanos se concentra en carreras con bajo crecimiento salarial, como Educación, Psicología, Contabilidad, Medicina y Derecho. En contraste, apenas un 12 % elige áreas de alta empleabilidad y remuneración, como STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas) o idiomas.
La situación es aún más crítica en la educación técnica superior, que solo representa un 3 % de la matrícula, a pesar de ser uno de los perfiles más demandados por las empresas.
Una desconexión con efectos sociales
El impacto de esta desconexión es visible: el 54 % de las empresas afirma que tiene dificultades para contratar personal calificado, mientras que el 38 % invierte en capacitación para suplir esas carencias.
A esto se suma un problema estructural: según el estudio “Mejores prácticas para el impulso de la inserción laboral juvenil”, la República Dominicana es el tercer país de América Latina con más jóvenes que ni estudian ni trabajan (26.6 % de la población de 15 a 24 años).
El panorama revela un dilema: los jóvenes dominicanos siguen eligiendo carreras tradicionales que ofrecen estabilidad relativa, pero no necesariamente futuro económico. Mientras tanto, las áreas tecnológicas y científicas —clave para la competitividad global— permanecen rezagadas.
La pregunta que queda abierta es: ¿podrá el país reorientar su sistema educativo para responder al mercado laboral y reducir la brecha de empleabilidad juvenil?
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