EE. UU. vs China: ¿Qué está en juego si RD toma partido?

EE. UU. vs China: ¿Qué está en juego si RD toma partido?

Santo Domingo. En un giro de alta tensión diplomática, la embajada de China en Santo Domingo repudió las declaraciones de la futura embajadora estadounidense, Leah Francis Campos, calificándolas de “malignas” y una “injerencia flagrante” en la soberanía dominicana.

La diplomática, durante su audiencia de confirmación ante el Senado de EE. UU., prometió “trabajar incansablemente” para contrarrestar la influencia de Pekín en la República Dominicana y en toda la región hemisférica. La respuesta china amenaza con escalar hacia sanciones comerciales y represalias diplomáticas, en un momento en que Washington ejerce creciente presión para alejar del Caribe los proyectos estratégicos de la República Popular.

Sin embargo, para el politólogo e internacionalista Luis González, el problema de fondo no es si el país está preparado para lidiar con las consecuencias de una presión estadounidense —que podría manifestarse en forma de aranceles o sanciones comerciales— sino si se va a seguir permitiendo que Washington viole el derecho internacional y los principios de las relaciones internacionales.

¿Qué ocurrió y por qué importa?

En su audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Campos afirmó que uno de sus ejes será “combatir la influencia maligna de China” en la economía y la seguridad regional, anunciando una serie de iniciativas para reforzar alianzas con gobiernos aliados de EE. UU. El comunicado de la embajada china, divulgado el 7 de mayo de 2025, tildó esas palabras de amenaza abierta a las relaciones bilaterales, advirtiendo que violan “las normas básicas de conducta que deben observar los diplomáticos”.

Este choque retórico refleja la pugna geopolítica entre Pekín y Washington en América Latina y el Caribe, donde ambos buscan influir en gobiernos clave. Para República Dominicana —aliada de EE. UU. desde su independencia y socia reciente de China desde 2018— la disputa podría traducirse en consecuencias concretas para sus flujos de comercio, inversión y cooperación en infraestructura.

Contexto económico: dependencia comercial y riesgo de contratiempos

Según la Dirección General de Aduanas (DGA), en 2024 el régimen de despacho a consumo importó US$4,693.19 millones desde China, un alza frente a los US$4,122.98 millones de 2023. Ese monto representa el 18.75 % del total importado bajo este régimen, sólo superado por Estados Unidos (33.73 %). En el mismo período, las compras chinas para zonas francas sumaron US$506.53 millones (9.96 % del total), comparado con US$ 504.30 millones en 2023. Las zonas francas dominicanas —86 en operación— albergan a más de 800 empresas y generan más de US$7,770 millones en exportaciones anuales, empleando a casi 200,000 personas, de acuerdo con el informe “Evaluación del potencial de la República Dominicana para competir en las cadenas de valor globales de semiconductores y PCB”.

Exportaciones y contracarga

Aunque solo el 1.99 % de las exportaciones de zonas francas se dirige a China, la estrechez de las cadenas globales de suministro implica que una ruptura diplomática podría obstaculizar insumos críticos para la maquila electrónica y textil. Al mismo tiempo, el 19.17 % de las exportaciones nacionales se destina a EE. UU., reflejando el delicado equilibrio comercial que sustenta la economía caribeña.

Sectores de dependencia

  1. Infraestructura y energía
    Acuerdos bilaterales firmados desde 2018 incluyen financiación china para obras viales y proyectos de energía renovable. Su suspensión implicaría retrasos y sobrecostos si el país busca fuentes alternativas de crédito.
  2. Telecomunicaciones y tecnología
    Empresas como Huawei y ZTE participan en el despliegue de redes 4G y fibra óptica. Un eventual bloqueo de sus operaciones obligaría a migrar a proveedores de EE. UU. o Europa, encareciendo la modernización digital.
  3. Seguridad y cooperación policial
    La cooperación china incluye donaciones de equipos de vigilancia y formación técnica. Su retiro dejaría un vacío que EE. UU. podría intentar llenar con asistencia del FBI y la DEA, pero con agendas distintas que podrían chocar con la política interna dominicana.

“El daño a la economía dominicana podría ser limitado, porque si EE. UU. impone aranceles manejables a productos dominicanos, no van a dejar de comprarlos. En todo caso, ese costo se le cargará al consumidor estadounidense, siempre que se trate de productos que no se puedan sustituir fácilmente”, explicó el también experto en asuntos asiáticos.

No obstante, insistió en que el país no debe ceder a ninguna presión que lo obligue a romper relaciones con China o a alterar sus decisiones estratégicas internas. “Aquí no hay que alinearse con nadie. Tener buenas relaciones con China no es alinearse, es actuar en función del beneficio nacional”, aseguró, destacando la importancia de continuar en la Franja y la Ruta y otros proyectos de cooperación con el gigante asiático.

“Aquí no hay que alinearse con nadie. Tener buenas relaciones con China no es alinearse, es actuar en función del beneficio nacional”

A juicio del politólogo, el gobierno dominicano debe mantener el equilibrio en su política exterior, sosteniendo vínculos tanto con Estados Unidos como con China, pero sin permitir que ninguna de estas potencias imponga su agenda sobre la soberanía dominicana.

Criticó directamente a la embajadora Campos, que aún no ha asumido funciones, por su disposición a combatir la influencia china como si se tratara de un conflicto de suma cero. “Ya está afectando la soberanía nacional con solo decir que viene a frenar a China. Eso es una intromisión. Querer trazar pautas sobre cómo hacer las cosas internamente es inaceptable”, advirtió.

Finalmente, reconoció que el presidente Luis Abinader ha manejado con habilidad la diplomacia dominicana en este escenario de alta tensión geopolítica. “Espero que lo mantenga así, sobre todo defendiendo la soberanía y el interés nacional”.