¿Comer de noche engorda? Lo que dice la ciencia sobre las cenas tardías y el metabolismo

¿Comer de noche engorda? Lo que dice la ciencia sobre las cenas tardías y el metabolismo

Redacción. El debate sobre si comer tarde provoca aumento de peso ha cobrado fuerza en los últimos años, y la ciencia comienza a ofrecer respuestas más claras. Según estudios recientes, no solo importa cuántas calorías se consumen, sino también en qué momento del día se ingieren.

Un análisis publicado en la revista científica JAMA Network Open analizó 29 ensayos clínicos en adultos y reveló que las personas que consumen la mayor parte de sus calorías en la mañana o al mediodía tienden a bajar más de peso y a mejorar su saludmetabólica, incluso cuando no hay reducción calórica total. Estos hallazgos refuerzan la importancia de alinear los horarios de comida con los ritmos naturales del cuerpo.

Melissa Mroz-Planells, nutricionista y portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética, advierte que consumir muchas calorías en la noche aumenta el riesgo de desequilibrios energéticos. “Es más probable que se superen las necesidades calóricas del cuerpo cuando se come tarde, especialmente si se eligen alimentos por antojo y no por hambre real”, explicó en una entrevista citada por Popular Science.

Los refrigerios nocturnos, impulsados muchas veces por el estrés o el cansancio, suelen estar compuestos por snacks, dulces o comidas ultraprocesadas. Este patrón alimenticio no solo afecta el balance energético, sino que también interfiere con el descanso. Comer grandes cantidades cerca de la hora de dormir puede ralentizar la digestión y empeorar la calidad del sueño.

Dormir mal, a su vez, afecta el apetito. Diversos estudios demuestran que la falta de sueño aumenta la producción de grelina (hormona que estimula el hambre) y reduce la de leptina (hormona que produce sensación de saciedad), generando un círculo vicioso que favorece el aumento de peso.

En este contexto, surge la crononutrición, una rama de la ciencia que estudia cómo el horario de las comidas afecta la salud metabólica. Esta disciplina sugiere que cada órgano del cuerpo tiene su propio “reloj biológico” que responde a los ciclos de luz y oscuridad. Comer en sintonía con esos ciclos —por ejemplo, desayunar temprano y evitar cenas copiosas— puede optimizar el uso de la energía y mejorar la digestión.

Una de las estrategias más conocidas dentro de esta línea es el ayuno intermitente temprano, que consiste en concentrar las comidas dentro de una ventana de ocho horas, usualmente entre la mañana y la tarde. Según los expertos, este enfoque mejora la sensibilidad a la insulina, regula el apetito y favorece un descanso más reparador.

A pesar de que aún no existe una única respuesta definitiva sobre si comer tarde «engorda más», los expertos coinciden en que mantener horarios regulares de alimentación y sueño es clave para la salud general. Planells recomienda aprender a reconocer las señales reales de hambre y optar por opciones nutritivas en caso de comer por la noche, como frutas, yogur o snacks con proteína y fibra.