
Robert Redford y la vez que filmó ‘Havana’ en Santo Domingo
- 2025-09-16
- Autor: Joan Sebastian
La muerte de Robert Redford, a los 89 años, ha provocado homenajes en todo el mundo por su legado en el cine. Actor, director y fundador del Sundance Festival, fue uno de los últimos grandes íconos de Hollywood. Pero más allá de su extensa carrera, en República Dominicana queda un recuerdo particular: Redford filmó aquí la película Havana (1990), un rodaje que convirtió a Santo Domingo en un doble de la capital cubana.
¿Por qué Cuba no fue Cuba?
La trama de Havana, dirigida por Sydney Pollack, está ambientada en los días previos a la Revolución Cubana, en 1958. Sin embargo, por razones políticas y legales de Estados Unidos —que prohibía el gasto de dólares en la isla y complicaba la entrada de ciudadanos estadounidenses— filmar en Cuba era imposible.
Ante esas restricciones, el equipo exploró varias ciudades latinoamericanas y Puerto Rico, pero finalmente se eligió Santo Domingo. Su arquitectura colonial y urbana ofrecía la posibilidad de recrear fielmente la atmósfera de La Habana de los años 50. “Santo Domingo es otra isla segmentada entre ricos y pobres… el único lugar lo suficientemente grande para construir ese pueblo”, explicó Pollack en una entrevista con Los Angeles Times.
El “Big Set”: una Habana dominicana
Para dar vida al guion, la producción construyó un set monumental en una base aérea de la Fuerza Aérea Dominicana: una calle de unos 400 metros con fachadas de hoteles, casinos y restaurantes, que tomó 20 semanas en levantarse y costó entre 3 y 4 millones de dólares.
También se recreó el emblemático Paseo del Prado en un antiguo aeródromo, mientras que interiores de cafés y salones fueron montados en bodegas de Santo Domingo. Incluso, muchos letreros de neón fueron fabricados o importados desde Estados Unidos para recrear la estética de la época.
El rodaje se extendió desde noviembre de 1989 hasta abril de 1990 y contó con miles de piezas de vestuario y numerosos extras, varios de ellos cubanos exiliados en República Dominicana, quienes aportaron un realismo adicional a la recreación de la Cuba prerrevolucionaria.
Un legado inadvertido para el cine local
Aunque Havana no fue un éxito de taquilla, dejó una huella silenciosa en la historia audiovisual dominicana: mostró que el país podía recibir grandes producciones internacionales y servir de escenario alternativo cuando otras locaciones eran inviables.
Años después, con la llegada de incentivos fiscales y la consolidación de RD como hub regional, el precedente de Havana cobra un nuevo sentido. En retrospectiva, aquella visita de Robert Redford y el equipo de Pollack puede leerse como uno de los primeros guiños a lo que hoy es una industria en expansión.
Más allá de la pantalla
El fallecimiento de Redford revive también la dimensión humana de su figura: un artista comprometido con causas medioambientales, los derechos indígenas y la defensa del cine independiente. Compañeros como Jane Fonda lo despidieron con lágrimas, y Meryl Streep escribió: “One of the lions has passed. Rest in peace my lovely friend”.
En República Dominicana, su paso por Havana deja una estampa única: la vez en que Santo Domingo se transformó en La Habana gracias al talento de un actor que, en vida, siempre supo trascender fronteras.
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