En RD, hombres necesitan menos estudios que mujeres para trabajar

En RD, hombres necesitan menos estudios que mujeres para trabajar

La estructura de la ocupación en República Dominicana revela que el 47.8% de los trabajadores tiene entre 20 y 39 años, seguido por un 36% en el rango de 40 a 59 años. En ambos sexos, este grupo etario concentra la mayor parte del empleo: 49.5% en las mujeres y 46.7% en los hombres.

Sin embargo, en los extremos, es decir, jóvenes de 15 a 19 años y adultos de 60 años o más, son los hombres quienes muestran una mayor participación, lo que sugiere que ellos se insertan antes en el mercado laboral y permanecen por más tiempo en él, a diferencia de las mujeres.

Educación: un filtro desigual

Según el Banco Central, solo en el primer trimestre de 2024, más del 90% de los empleos formales generados fueron ocupados por personas con nivel universitario o secundario. La relación entre educación y acceso al empleo es clara, pero también desigual:

  • El 36.9% de las mujeres ocupadas alcanzó nivel universitario o superior, más del doble que los hombres (16.8%).
  • Entre quienes solo tienen primaria o ningún nivel formal, son los hombres quienes logran mayores tasas de ocupación.

Esto refleja que las mujeres requieren acreditar niveles educativos más altos que los hombres para insertarse en el mercado laboral, una muestra evidente de la brecha de género estructural.

Territorio y desigualdad

El Gran Santo Domingo concentra el 38% de la población ocupada, seguido del Cibao (33.2%), la región Sur (15.4%) y el Este (12.9%). Aunque la distribución es relativamente equilibrada entre hombres y mujeres, las mujeres muestran una ligera ventaja en Santo Domingo (40.5% frente a 36.9%) y en el Este (13.2% frente a 12.7%).

En cambio, en el Norte y el Sur, los hombres lideran las tasas de ocupación, lo que confirma que la localización geográfica también condiciona el acceso laboral femenino.

El peso del género en las ocupaciones

La encuesta laboral muestra además un mercado fuertemente segregado. Casi la mitad de las mujeres ocupadas (49.9%) se concentran en “Otros servicios”, como educación, salud y asistencia social, sectores históricamente feminizados y vinculados al cuidado. Si se suma el empleo en “Hoteles, bares y restaurantes”, la cifra sube al 60.9%.

En contraste, las mujeres están subrepresentadas en áreas tradicionalmente masculinas como construcción, transporte, agricultura o industrias manufactureras, lo que restringe sus posibilidades de diversificación y mejores salarios.

Una brecha que frena el desarrollo

El análisis deja claro que la desigualdad de género en la ocupación no responde únicamente a la educación o a la recuperación económica postpandemia, sino a barreras sociales, culturales y territoriales que mantienen a las mujeres en posiciones desventajosas.

La persistencia de esta brecha limita su autonomía económica y retrasa los compromisos del país en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sobre igualdad de género, empleo digno y reducción de la pobreza.

La ONE subraya la necesidad de “avanzar en la transformación de las condiciones estructurales que perpetúan los estereotipos y roles que producen desigualdades de género”, promoviendo políticas de corresponsabilidad en los cuidados y mayor presencia femenina en sectores históricamente masculinizados.

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