¿Puede sostenerse el crecimiento de AL con deuda alta?

¿Puede sostenerse el crecimiento de AL con deuda alta?

El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó su previsión de crecimiento para América Latina y el Caribe a 2.2 % en 2025, una ligera mejora frente al 2.0 % estimado en abril, mientras mantuvo su proyección de 2.4 % para 2026. Sin embargo, detrás del optimismo estadístico, el organismo advierte sobre serios desafíos estructurales que podrían comprometer el rumbo económico regional en un entorno de creciente incertidumbre global.

En su más reciente actualización del informe de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO), el FMI lanza señales de alerta sobre la alta deuda pública, la desaceleración del comercio mundial, las tensiones geopolíticas, y la posibilidad de nuevas restricciones arancelarias impulsadas por Estados Unidos, que podrían afectar directamente a sectores clave en varias economías de la región.

Una leve mejora, pero con advertencias serias

El crecimiento proyectado de 2.2 % para 2025 podría parecer alentador, pero el FMI es claro al indicar que la región aún enfrenta condiciones adversas, especialmente si se prolongan los conflictos geopolíticos o se agrava la desconfianza sobre la sostenibilidad fiscal en economías grandes como EE.UU. o Brasil.

En palabras del organismo:

“Las condiciones financieras podrían endurecerse aún más si persisten las dudas sobre la sostenibilidad fiscal en economías clave, lo cual tendría implicaciones directas para América Latina.”

Este escenario podría limitar el margen de maniobra de los países latinoamericanos para invertir, generar empleo o mantener políticas sociales expansivas.

Deuda alta y déficits persistentes

Uno de los principales focos del FMI en esta revisión es el elevado nivel de endeudamiento público, particularmente en Brasil, donde el déficit presupuestario sigue siendo considerable. Aunque el gigante sudamericano verá un crecimiento de 2.3 % en 2025 y 2.1 % en 2026, su economía podría verse afectada por la volatilidad financiera y decisiones externas que escapan a su control.

La advertencia del Fondo es clara: una deuda alta no es sostenible si no está acompañada de medidas fiscales creíbles y crecimiento robusto, algo que en muchos casos sigue sin consolidarse en la región.

Aunque el informe del FMI no lo menciona explícitamente, su publicación coincide con un nuevo factor de riesgo para el comercio latinoamericano: el anuncio del presidente Donald Trump de imponer un arancel adicional del 50 % a las exportaciones brasileñas, a partir del 1 de agosto, como represalia por el juicio al expresidente Jair Bolsonaro.

De materializarse, estas medidas podrían desencadenar represalias o redireccionamientos comerciales, afectando la cadena de suministros y la competitividad de países como México, Chile, Perú y el propio Brasil, todos con sectores agrícolas y manufactureros altamente dependientes de las exportaciones.

El informe lo sugiere de forma indirecta al indicar que:

“Los nuevos aranceles impulsados por EE.UU. podrían golpear sectores estratégicos como el cobre, las manufacturas y la agricultura.”

En un contexto de expectativas modestas, Argentina destaca con una proyección de crecimiento de 5.5 % en 2025 y 4.5 % en 2026, lo que el FMI interpreta como una “recuperación robusta”, tras varios años de crisis económica, inflación desbordada y ajustes fiscales drásticos.

Por el contrario, México mantiene sus cifras sin cambios, con apenas un 0.2 % de crecimiento en 2025, y 1.4 % en 2026, lo que refleja un estancamiento que podría complicarse si aumentan los aranceles o si se desacelera el dinamismo industrial vinculado al mercado estadounidense.

¿Y América Latina en general?

Más allá de las cifras individuales, el Fondo advierte que Latinoamérica aún tiene un crecimiento por debajo del promedio mundial —estimado en 3.3 % para 2025—, y que sin reformas estructurales y un entorno internacional más estable, la región podría quedar rezagada frente a economías emergentes de Asia y otras partes del mundo.

Además, señala que la incertidumbre en torno a las elecciones presidenciales en EE.UU., la ralentización china, el endurecimiento de las condiciones financieras globales y los conflictos en Europa del Este y Medio Oriente, podrían afectar la inversión, el comercio y la estabilidad de las monedas latinoamericanas.

Según el FMI, para sostener un crecimiento más estable y duradero, los países de América Latina deben fortalecer su sostenibilidad fiscal, diversificar sus economías y modernizar sus sectores productivos. Además, recomienda mantener políticas monetarias prudentes, mejorar la eficiencia del gasto público y fomentar el comercio intrarregional para reducir la dependencia de economías como la estadounidense o la china.

En definitiva, el informe del FMI sugiere que, aunque el horizonte para América Latina mejora ligeramente, los riesgos latentes exigen respuestas urgentes y estratégicas.

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