Los favoritos del crédito rural: ¿qué cultivos reciben más apoyo financiero?

Los favoritos del crédito rural: ¿qué cultivos reciben más apoyo financiero?

En la República Dominicana, el sector agropecuario no solo alimenta a la nación, sino que también sustenta a miles de productores rurales que dependen del crédito para sembrar, producir y comercializar. A diciembre de 2024, el Banco Agrícola dominaba el 32.3% de la cartera agropecuaria, con un balance de RD$41,117.5 millones, lo que lo convierte en la entidad de mayor incidencia en el financiamiento del campo. Esta cifra refleja un crecimiento de 2.3% con respecto al año anterior, en un contexto donde el crédito sigue siendo el oxígeno de la producción rural.

Pero, ¿qué significa realmente esta apuesta por financiar el agro y cómo se está distribuyendo?

El 85.9% de los créditos otorgados por el Banco Agrícola están destinados a Mipymes agropecuarias, lo que evidencia un compromiso histórico con los pequeños productores, muchos de ellos con operaciones informales en zonas rurales. Esta orientación no es menor: el acceso a financiamiento en este segmento es tradicionalmente limitado, por lo que el banco actúa como brazo operativo de la política pública agropecuaria.

Este enfoque se refuerza en un momento en que la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y la inclusión financiera son prioridades. Como se destaca en el Informe sobre la evolución de la cartera del sector agropecuario publicado por la Superintendencia de Bancos, el crédito no solo dinamiza la producción, sino que protege a los más vulnerables de la volatilidad económica y climática.

¿Qué se cultiva con tanto dinero?

A diciembre de 2024, el 26% del crédito agropecuario (RD$33,106.1 millones) se concentra en solo cinco cultivos: cacao, arroz, bananas, café y aguacate. De ese grupo, el cacao y el arroz absorben el 74.5%, es decir, más de RD$24,662.9 millones.

Este dato es clave: el crédito agrícola está altamente concentrado en dos rubros con significativas diferencias estructurales. Mientras el arroz es parte vital del consumo interno y requiere apoyo constante a través de mecanismos como el Programa de Pignoración —que en marzo de 2025 anunció fondos por RD$12,000 millones a una tasa de 7%—, el cacao es un cultivo de exportación con fuerte impacto en la balanza comercial.

Sin embargo, esta concentración también implica riesgos: los demás productos, como tubérculos, vegetales y cereales mixtos, reciben una proporción menor de apoyo financiero, lo que podría limitar la diversificación agrícola y la innovación productiva.

¿Se recuperó el cacao tras la pandemia?

Uno de los cultivos más emblemáticos, el cacao dominicano, sufrió una importante caída durante la pandemia. En 2020, experimentó una contracción del 18% debido a la paralización de mercados internacionales. Sin embargo, el informe indica que a partir de 2021 el sector ha iniciado una recuperación sostenida, lo que refuerza su valor como producto con vocación exportadora y motor de ingresos rurales.

Este repunte también refleja el papel estratégico del financiamiento: sin recursos, los productores no pueden invertir en mejora genética, certificaciones de calidad ni en infraestructura postcosecha, todos requisitos esenciales para acceder a mercados exigentes.

Implicaciones y desafíos: ¿quién queda fuera?

Si bien las cifras muestran una expansión moderada del crédito agropecuario y una participación destacada del Banco Agrícola, también revelan ciertas brechas. Los pequeños productores agrícolas distintos al arroz o al cacao —como quienes cultivan yuca, berenjena, batata, maíz o hortalizas— podrían estar recibiendo menos atención en términos de financiamiento estructurado.

Asimismo, es necesario evaluar si los actuales esquemas de crédito están preparados para enfrentar los nuevos retos del sector: cambio climático, encarecimiento de insumos, brecha tecnológica y baja rentabilidad en algunos rubros.

El crédito agropecuario es una herramienta vital para el desarrollo rural, pero su efectividad depende de su diseño y alcance. El hecho de que el 74% del financiamiento agrícola esté garantizado por algún tipo de colateral admisible, según el mismo informe, muestra una buena gestión de riesgos, pero también puede dejar fuera a productores que no tienen acceso a garantías formales.

De cara al futuro, el reto será ampliar el acceso al crédito, diversificar los cultivos financiados y fortalecer la resiliencia del sector agropecuario. Mientras tanto, el Banco Agrícola sigue siendo el gran ancla del financiamiento rural en el país, pero el dinamismo del campo requerirá algo más que préstamos: requerirá visión, apoyo técnico, infraestructura y políticas coherentes a largo plazo.

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