En 2024, el 70.1% de los ocupados en República Dominicana no recibía ingresos suficientes para cubrir la canasta básica del hogar utilizada para medir la pobreza monetaria. El dato importa porque muestra cómo la calidad del empleo sigue limitada en la mayor parte de la población ocupada y evidencia diferencias marcadas por edad, género, educación y región, según el Índice de Calidad del Empleo (ICE-RD) del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.

El informe detalla que esta precariedad de ingresos afecta con mayor intensidad a mujeres, jóvenes de 15 a 24 años, residentes del Gran Santo Domingo y ocupados sin ningún nivel de instrucción. De acuerdo con el documento, “la precariedad es mayor para las mujeres, los jóvenes de 15 a 24 años, los residentes en el Gran Santo Domingo y los ocupados sin ningún nivel de instrucción”.

El ICE-RD evalúa seis componentes: ingreso, seguridad social, beneficios sociolaborales, contrato laboral, horas de trabajo y estabilidad. En ellos, las condiciones más desfavorables se concentran en seguridad social (56.7% en categoría precaria), beneficios sociolaborales (43.1%) y contrato laboral (38.0%). Según el informe, “la edad avanzada y la falta de educación formal se convierten en barreras significativas para el acceso a empleos de calidad”.

En horas de trabajo y estabilidad laboral, los resultados más bajos corresponden a jóvenes, residentes en la región Este y personas con educación secundaria. Estas brechas no son exclusivas del país: en otros mercados laborales de América Latina se observan patrones similares, donde los grupos jóvenes e informalizados presentan menor acceso a seguridad social y menor estabilidad contractual, según informes laborales regionales.

Por categoría ocupacional, los asalariados públicos presentan mejores resultados en ingreso, seguridad social, horas de trabajo, contrato y estabilidad laboral. El informe señala que este grupo también se ubicó en el segundo mejor nivel en beneficios sociolaborales. En contraste, el servicio doméstico registra la mayor concentración en categorías precarias de ingreso y estabilidad, mientras que los trabajadores independientes presentan los peores resultados en seguridad social, beneficios sociolaborales, horas de trabajo y contrato. No obstante, los independientes encabezan la categoría de estabilidad laboral debido a su continuidad en la actividad, aun sin protección formal.

En cuanto a género, los hallazgos muestran un contraste: “las mujeres disfrutan de mejores condiciones en los componentes seguridad social, beneficios sociolaborales, horas de trabajo y contrato laboral”, indica el informe, pero también enfrentan ingresos más bajos y menor estabilidad en comparación con los hombres. Por edad, los jóvenes presentan mayores precariedades en ingreso, horas de trabajo y estabilidad, mientras que los adultos mayores permanecen rezagados en acceso a la seguridad social.

El Ministerio sostiene que estas brechas obligan a enfocar políticas públicas en ampliar la cobertura de seguridad social y reducir las desigualdades de ingreso entre los grupos vulnerables, particularmente jóvenes, adultos mayores, trabajadores domésticos e independientes.