
Rubirosa, el dominicano que pudo inspirar a James Bond
- 2025-08-01
- Autor: Joan Sebastian
¿Y si James Bond no fuera del todo británico?
Aunque el personaje de ficción más célebre del espionaje internacional es conocido como un caballero inglés, con licencia para matar y una copa de Martini en la mano, un nombre caribeño suena cada vez más fuerte como la posible inspiración de Ian Fleming: Porfirio Rubirosa, diplomático, playboy y figura enigmática nacido en la República Dominicana.
Rubirosa, cuya vida se lee como un guion de Hollywood, fue una figura real que encarnó muchos de los rasgos que luego definirían al Agente 007. En los últimos años, crece el consenso entre biógrafos, artistas e investigadores de que este elegante y misterioso dominicano fue algo más que un personaje secundario de la alta sociedad del siglo XX: fue, muy posiblemente, el prototipo real del espía más famoso del cine.
¿Quién fue Porfirio Rubirosa?
Nacido en Santo Domingo en 1909, Porfirio Rubirosa creció entre embajadas, privilegios y códigos diplomáticos. Su padre trabajaba en la sede diplomática dominicana en París, y desde muy joven, Rubirosa se familiarizó con los salones de poder europeos. En 1931, a los 22 años, conoció al dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien lo nombró diplomático y lo envió a representar al país en Alemania, Francia, Argentina, Cuba, Italia y Bélgica.
Su imagen pública se alimentaba de su fama como playboy internacional. Fue esposo de Doris Duke y Barbara Hutton, dos de las mujeres más ricas del mundo en su momento. También se le atribuyeron romances con figuras como Marilyn Monroe, Rita Hayworth, Zsa Zsa Gabor, Eva Perón y Eartha Kitt. El periodista Gregory Santoni lo describe como “el último gran caballero, una leyenda masculina irrepetible”. Con su estampa elegante, verbo afilado y habilidades sociales, Rubirosa era siempre el centro de la atención en los círculos más exclusivos del planeta.
¿Espía del Caribe?
Los rumores sobre actividades de espionaje no son nuevos. Su vida diplomática, su cercanía al régimen de Trujillo y su presencia constante en escenarios geopolíticos estratégicos alimentaron las sospechas. Aunque nunca se comprobó que trabajara formalmente como espía, muchos creen que su papel como emisario fue más complejo que lo que dictaba su pasaporte.
Chris Rivas, actor y creador del pódcast y obra teatral Rubirosa, ha encabezado el rescate cultural de su figura. “No se trata solo de un playboy”, ha dicho en entrevistas, “sino de un hombre caribeño que desafió los límites del poder, el racismo y la historia oficial, desde un lugar inesperado: la élite blanca europea”.
La muerte de un mito
El 5 de julio de 1965, Rubirosa murió a los 56 años en un accidente automovilístico en París. Según informó The New York Times, su Ferrari se estrelló contra un árbol, y el impacto del volante le destrozó el pecho. Era de madrugada, y venía de celebrar una victoria de polo, su otra gran pasión junto a las mujeres y los autos.
Su muerte cerró un capítulo que hoy se sigue leyendo con curiosidad renovada. Porque si bien Ian Fleming jamás confirmó quién fue el verdadero James Bond —asegurando que fue una mezcla de personas reales—, es difícil ignorar que Rubirosa encarnaba, en vida, el espíritu de 007: seductor, internacional, audaz y, sobre todo, legendario.
Más allá del glamour: ¿qué representa Rubirosa hoy?
En una época donde los héroes del cine eran abrumadoramente blancos y británicos, pensar que el ícono por excelencia del espionaje global pudo tener raíces caribeñas reconfigura el mapa de la representación cultural. Rubirosa es una figura ambigua: fue funcionario de un régimen autoritario, símbolo del elitismo internacional, pero también un hombre que navegó los salones del poder con una identidad latinoamericana y mestiza, en tiempos de rígidas jerarquías raciales.
Para muchos dominicanos, representa el lujo, el éxito y la audacia. Para otros, es una advertencia sobre el costo de vivir entre la lealtad política, el hedonismo y el poder sin límites.
Lo cierto es que Porfirio Rubirosa continúa fascinando. Y mientras el cine reinventa una y otra vez a James Bond, la figura del dominicano que vivió como una leyenda regresa del pasado con fuerza para reclamar su lugar en la historia global del siglo XX.
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