La transición de propiedad en los Celtics de Boston quedó oficialmente cerrada este martes con la entrada del magnate de capital privado Bill Chisholm, quien lideró una oferta récord de 6.100 millones de dólares.

El acuerdo, aprobado de forma unánime por la NBA, marca una nueva etapa para la franquicia más laureada de la liga, que desde 2002 estuvo bajo el liderazgo de Wyc Grousbeck.

Un precio que impone un récord

El monto pagado convierte a los Celtics en la franquicia con el valor de venta más alto en la historia de las ligas deportivas profesionales de Estados Unidos.

Se proyecta que para 2028, cuando el grupo de Chisholm tome control total, la organización podría estar tasada en 7,300 millones de dólares, en un mercado donde equipos como Los Angeles Lakers ya alcanzan estimaciones de 10,000 millones.

Continuidad en la estructura

Pese al cambio, la estructura deportiva y administrativa se mantendrá estable. Rich Gotham seguirá como presidente del equipo, Brad Stevens como gerente general y Joe Mazzulla como entrenador.

Chisholm asumirá el rol de gobernador de la franquicia en los asuntos de liga, mientras que Grousbeck continuará como copropietario y gobernador alterno.

Entre la historia y los retos inmediatos

Los Celtics, fundadores de la NBA y poseedores de 18 títulos, atraviesan un momento particular: apenas un año después de conquistar el campeonato en 2024, afrontan la recuperación de Jayson Tatum tras su cirugía en el tendón de Aquiles, además de la salida de figuras clave como Jrue Holiday y Kristaps Porzingis por compromisos salariales.

Este escenario obliga a reconfigurar la plantilla para mantener la competitividad.

Un legado de dos décadas

La gestión de Grousbeck y Steve Pagliuca, quienes compraron el equipo en 2002 por 360 millones de dólares, dejó dos campeonatos y 20 apariciones en playoffs en 23 temporadas.

Bajo ese mandato se consolidó la dupla Tatum-Brown, responsable de la más reciente conquista.

El desafío de mantener el estándar

Con 18 banderines en lo alto del TD Garden y una tradición que va desde Bill Russell y Red Auerbach hasta Paul Pierce y Kevin Garnett, Chisholm hereda no solo un equipo competitivo, sino también la exigencia permanente de sumar campeonatos.

Su liderazgo será medido por la capacidad de sostener a Boston en la élite de la NBA en una era de cambios financieros y deportivos.