Este miércoles 31 de julio se celebra el Día Mundial de los Guardabosques, una fecha dedicada a honrar la memoria de quienes han muerto o resultado heridos en el cumplimiento de su deber, así como a reconocer la labor vital que estos hombres y mujeres realizan en la protección de los parques, reservas y áreas naturales protegidas en todo el planeta.

La efeméride fue establecida en 2007 por la Federación Internacional de Guardabosques (IRF, por sus siglas en inglés), con motivo del 15.º aniversario de su fundación, y busca también aumentar la conciencia sobre los riesgos crecientes que enfrenta este personal esencial para la conservación del medio ambiente.

Actualmente, se estima que existen más de 100,000 áreas protegidas a nivel mundial, y los guardabosques son los encargados de su custodia, muchas veces en condiciones precarias y con escaso personal. Estudios revelan que, aunque los visitantes a parques naturales han aumentado, el número de guardabosques ha disminuido en un 50 % desde los años 80, lo que incrementa su vulnerabilidad ante agresiones y situaciones de riesgo.

Contrario a la creencia popular, el parque nacional más antiguo del mundo no es Yellowstone, fundado en 1872 en Estados Unidos, sino el área protegida que rodea la montaña Bogd Khan Uul, establecida en 1778 por el gobierno de Mongolia.

El trabajo de un guardabosque no solo incluye patrullar, monitorear la fauna y atender al público, sino también labores de conservación, educación ambiental y control de actividades ilegales como la caza furtiva o la tala indiscriminada. Para desempeñarse en este rol, se requiere formación especializada en áreas como gestión ambiental, biología o conservación, además de habilidades prácticas y conocimiento profundo del entorno local.

Este día invita a la reflexión sobre la importancia de quienes velan por la biodiversidad, la seguridad ambiental y el patrimonio cultural del mundo, y hace un llamado a fortalecer el apoyo institucional y social hacia esta profesión clave para la sostenibilidad del planeta.