Cinco años después, la brecha financiera de género es mayor
- 2025-12-19
- Autor: Sebastian Vallejo
Entre 2019 y 2024, la tenencia de productos financieros en República Dominicana creció para ambos géneros, pero los hombres avanzaron a un ritmo más rápido, ampliando la brecha de género de 2.2 a 6.9 puntos porcentuales, según la Encuesta Nacional de Inclusión y Educación Financiera (ENIEF 2023) y el Global Findex 2025. Esto evidencia la necesidad de fortalecer políticas que promuevan la participación financiera plena de las mujeres.
El Global Findex 2025 muestra que la tenencia de cuentas bancarias en América Latina y el Caribe aumentó de 51 % en 2021 a 65 % en 2024, impulsada por la digitalización y la expansión de pagos electrónicos. La brecha de género en titularidad se redujo de 7 a 5 puntos porcentuales en la región, reflejando avances hacia una mayor inclusión de las mujeres en el sistema financiero formal. Según el Informe Global sobre la Brecha de Género 2025 del Foro Económico Mundial, América Latina ha cerrado un 74.5 % de la brecha, aunque todavía lejos de la paridad plena.
En República Dominicana, la ENIEF 2023 registra que entre 2019 y 2023 la tenencia de productos financieros aumentó en ambos sexos: los hombres pasaron del 52.2 % al 58.5 %, y las mujeres del 50.0 % al 51.6 %. A pesar de estos avances, el crecimiento más acelerado entre los hombres amplió la brecha de género, lo que evidencia desafíos persistentes en la inclusión financiera femenina.
Una de las razones de esta disparidad está vinculada a la formalización del empleo femenino, que sigue siendo limitada. Una proporción significativa de mujeres trabaja en la informalidad, sin acceso a seguridad social ni protección laboral. Por otro lado, las mujeres ocupan el 44 % de los puestos de alto mando en las Entidades de Intermediación Financiera (EIF), mostrando avances en liderazgo, aunque persisten brechas en el acceso a posiciones clave.
La Superintendencia de Bancos (SB) ha incorporado estos hallazgos en su seguimiento sectorial, alineándose con la Estrategia Nacional de Desarrollo (END 2030) y con el objetivo de promover una inclusión financiera sostenible y equitativa. La SB ha sido reconocida por la Alianza de Inclusión Financiera (AFI) como Embajadores de Género, destacando la implementación de cuentas simplificadas, programas de educación financiera dirigidos a mujeres y la generación de datos desagregados por sexo.
En términos de ahorro, los hombres presentan balances más altos que las mujeres. Según el reporte “Tendencias del ahorro en República Dominicana: Perspectiva desde las captaciones del sistema financiero” (SB, 2025), los depósitos a plazo de los hombres alcanzan DOP 498 mil millones, mientras que en cuentas de ahorro suman DOP 424 mil millones. Para las mujeres, las cuentas de ahorro superan a los depósitos a plazo, con DOP 361 y 337 mil millones, respectivamente.
A pesar de las diferencias, la tendencia de ahorro es creciente para ambos géneros desde 2019 hasta 2025, lo que evidencia la confianza de la población en el sistema financiero dominicano y la importancia de la cultura del ahorro en los hogares.
El acceso a productos financieros básicos sigue siendo un indicador clave de inclusión. Según la información recopilada por la SB, el 52 % de las cuentas de ahorro está a nombre de hombres y el 48 % de mujeres. Por tipo de entidad, las AAyP y BAC concentran la mayor proporción de estas cuentas, consolidándose como principales contribuyentes a la participación femenina en el ahorro formal.
Respecto al acceso al crédito, a diciembre de 2024, 2,350,057 personas tenían crédito formal, con un 48 % de mujeres y un 52 % de hombres. Entre 2019 y 2024, las mujeres deudoras crecieron de 886,968 a 1,136,966 y los hombres de 954,420 a 1,213,091. La deuda promedio es ligeramente mayor en los hombres, pero la brecha se ha reducido recientemente, indicando un comportamiento crediticio más equilibrado. La tasa anual de incremento de mujeres con al menos un crédito formal es del 5.1 %, frente al 4.9 % en hombres.
Sin embargo, solo el 14 % de las EIF ofrece productos diseñados específicamente para mujeres, con una distribución desigual: 13 % en bancos múltiples, 10 % en AAyP y 7 % en BAC. Estos productos incluyen principalmente préstamos (14 %), tarjetas de crédito y líneas de crédito (7 % cada una) y cuentas de ahorro (2 %). Este panorama evidencia oportunidades para fortalecer la innovación y diversificar la oferta con enfoque de género.
Algunos beneficios asociados a estos productos incluyen programas de educación financiera (9 %), servicios complementarios como asistencia en el hogar, seguros de salud y vida (5 %) y asistencia en transporte o vehículo (2 %). Aunque limitados, estos servicios reflejan esfuerzos por atender integralmente las necesidades de las mujeres.
En cuanto a educación financiera, el 18 % de las EIF implementa programas dirigidos a mujeres, con los BAC mostrando un aumento de 15 % en 2023 a 21 % en 2025. Las EPyM reportan por primera vez acciones de educación financiera con enfoque de género. Algunos programas, aunque diseñados para mujeres, también son utilizados por hombres, lo que refleja su valor transversal.
Las EIF han incorporado iniciativas para mejorar la atención inclusiva: 43 % cuentan con áreas de lactancia, 9 % dispensarios de toallas sanitarias, 7 % áreas de juego infantil y 5 % baños familiares y capacitación en detección de violencia financiera. Aunque aún incipientes, estas medidas representan avances hacia la accesibilidad y protección de usuarias y empleados.
En términos de participación laboral, las mujeres representan el 57 % del personal en las EIF y el 56 % en mandos altos, evidenciando presencia significativa en liderazgo. No obstante, persisten brechas en ocupación y remuneración: el 38 % de mujeres percibe ingresos inferiores a RD$15,000, frente al 26 % de hombres; mientras que en niveles altos, el 19 % de hombres gana más de RD$31,000 frente al 14 % de mujeres. Las diferencias se reflejan también en ocupación principal: mayor presencia femenina en trabajo doméstico remunerado (16 % vs 1 %), y mayor participación masculina en autoempleo y propietarios de Mipymes (4 % vs 2 %).
Respecto al conocimiento de productos financieros dirigidos a mujeres, el 32 % de usuarias indicó que su entidad ofrece este tipo de productos, mientras que un 29 % respondió negativamente y un 38 % desconocía su existencia. La percepción de disponibilidad es mayor en Santo Domingo (36 %), Norte (27 %) y Sur (21 %), y menor en Este (11 %) y Santiago (7 %).
Entre los productos financieros más utilizados por mujeres destacan: cuentas de ahorro (57 %), tarjetas de crédito/débito (32 %), préstamos personales (29 %) y cuentas corrientes (25 %). Otros instrumentos como certificados de depósito, préstamos hipotecarios o de vehículo muestran menor adopción. Este patrón evidencia que, aunque existe oferta especializada, su penetración se concentra en productos básicos, mientras que los productos crediticios con enfoque de género tienen menor alcance.
En cuanto a requisitos adicionales por género, el 74 % de usuarias indicó que no se solicitan condiciones extra. Entre los que sí aplican, destacan la presentación de garante (73 %), pruebas de ingresos (35 %) y cartas laborales (13 %), factores que pueden desincentivar el acceso efectivo a productos financieros.
Respecto al manejo de productos, el 72 % de mujeres gestiona personalmente sus cuentas, mientras que el 28 % depende de terceros, principalmente mujeres de mayor edad o con educación primaria, lo que refleja necesidades de apoyo en conocimientos financieros.
La confianza en las EIF es alta: 65 % de mujeres y 60 % de hombres reportan confianza plena; sumando aquellos con algo de confianza, la percepción positiva alcanza 84 % en mujeres y 82 % en hombres. La satisfacción con los productos financieros es del 90 % para ambos géneros, y el trato recibido es valorado positivamente por el 92 % de la población encuestada.
En conjunto, los datos muestran avances significativos en la inclusión financiera femenina en términos de acceso a cuentas, crédito, ahorro y liderazgo en el sector, aunque persisten brechas en ingreso, ocupación y conocimiento de productos especializados. La expansión de programas de educación financiera, servicios de valor agregado y productos con enfoque de género representa una oportunidad estratégica para consolidar la equidad y fortalecer la participación de las mujeres en el sistema financiero dominicano.
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