Santo Domingo. Alejandro Manuel Mesa Tejeda, de 28 años, sobrevivió al colapso del techo de la discoteca Jet Set. Sin embargo, esa noche perdió a las personas que más amaba: su madre, su hermana, su tío (quien fue su padre de crianza), su tía y su prima. Cinco miembros de una misma familia, un solo destino trágico.

Seis meses después de ese fatídico día, Alejandro conversa con Te Lo Explico sobre el dolor que aún lo acompaña, la fe que lo sostiene y cómo el trabajo se ha convertido en su refugio mientras aprende a vivir con la ausencia de sus seres queridos.

Como una familia unida, todos solían visitar la discoteca, especialmente cuando se presentaba un artista que les gustaba. Jet Set representaba para ellos un lugar seguro, donde podían compartir juntos.

«Uno iba a Jet Set y sabía que no podía pasar nada», recordó Alejandro, consciente de inmediato de que ese día sí ocurrió lo inimaginable.

El momento que lo cambió todo

La tragedia ocurrió mientras estaban sentados en una mesa disfrutando de la música del merenguero dominicano Ruddy Pérez, quien también fue víctima mortal del colapso. En ese momento, su hermana, María Fernanda Guzmán Tejeda, de 17 años, y su prima Gabriela Camil Tejeda se habían desplazado al baño.

María Fernanda estaba en Jet Set para celebrar su cumpleaños 18, que habría cumplido el 28 de mayo.

Veinte minutos antes de la tragedia, Alejandro estaba afuera con su madre, Julissa Tejeda Pichardo, de 48 años, quien fumaba un cigarrillo. Al regresar, mientras grababa un video para las redes sociales, notó que algo extraño caía sobre su dispositivo. Al levantar la mirada, el instinto lo llevó a cubrirse la cara. Fue el momento que lo cambió todo.

«Lo único que les dije fue ‘no me dejen inconsciente, no sé qué me está pasando’. Todo fue muy rápido», recordó Alejandro, visiblemente afectado. «Estaba en shock, no entendía lo que estaba pasando».

La reacción en medio del caos

«Un amigo que estaba con nosotros me dijo: ‘¡Alejandro, ayúdame!’. Fue en ese momento que reaccioné», relató Alejandro. Corrió a ayudar a su amigo, quien tenía un pie atrapado bajo los escombros.

A pesar de no saber nada de su familia, Alejandro y su amigo trataron de rescatar a la esposa de este, quien estaba atrapada de la cintura hacia abajo. Usaron unos muebles que quedaron en pie en la zona VIP para cubrirla.

«Cuando hacemos eso, yo todavía no he pensado en mi familia porque estoy medio en shock, después que le pongo los muebles es que digo -mi familia-. Entonces, camino entre los escombros, donde yo entendía que habíamos estado todos”, relató.

“Dios me salvó, no una ni dos veces, sino tres”

Mientras buscaba a su familia, uno de los escombros cayó cerca de él. El lugar se volvía cada vez más inseguro, y el miedo lo impulsó a regresar a la zona VIP, donde sentía que aún estaba a salvo. Pero el pánico no desapareció.

«Vi gente saliendo por una puerta trasera y decidí salir también, corriendo, en pánico», confesó.

Golpeado en la cabeza y desorientado, recordó que su hermana y su prima estaban en el baño en el momento del colapso.

Decidió regresar a buscar a las dos.

“Hay una persona que está atrapada prácticamente por mitad entre la puerta y el lobby. Esa persona me dice que lo ayude”, expresó, mientras revivía el hecho en su cabeza.

“Entré a los baños de mujeres y busqué y busqué y no las encontré. Cuando voy saliendo del baño, donde estaba el señor, se terminó de caer esa parte”.

Fiel creyente de Dios, consideró que fue salvado no una ni dos, sino tres veces. 

Una esperanza fugaz y la búsqueda de respuestas

«Un policía dijo que había visto a mi hermana, y eso me dio algo de esperanza», continuó Alejandro. Sin embargo, esa esperanza se desvaneció rápidamente cuando, al día siguiente, vio a personas salir de la zona cero sin encontrar a su familia.

La incertidumbre lo llevó a conversar con Dios. “Le pedí a Dios que en ese momento ya 2:00, 3:00 de la tarde que mejor me los sacara sin vida, porque el sufrimiento que estaban pasando no lo iban a aguantar”.

Confesó que se sintió frustrado y “Yo juzgué mucho a Dios en ese momento. Más por mi hermana. Porque yo decía -Por qué a mi hermana- déjala a ella y llévame a mí, o sea son 17 años”.

El dolor de perder a los seres queridos

Lo peor vino cuando tuvo que identificar los cuerpos. «Las últimas personas que pude sacar del Inacif fueron mi madre y mi hermana. Eso pasó el lunes en la madrugada. Yo saqué a mi mamá y a mi hermana el viernes», recordó, visiblemente afectado por la experiencia. «Un caos», agregó.

A pesar de la tragedia, Alejandro se ha mantenido fuerte. «Fue terapia», dijo sobre las tres sesiones de psicoterapia que tomó. «Pero lo que más me ha ayudado es trabajar. He mantenido mi mente ocupada».

Sin embargo, los primeros cuatro meses fueron especialmente difíciles, sobre todo para dormir. Cuando cerraba los ojos, revivía todo lo que pasó ese día, explicó que todavía no puedo dormir solo.

Perdón y fe

Aunque sigue en proceso legal, Alejandro asegura que lo sucedido fue un accidente.

«Nadie quiere cargar con tantos muertos», reflexionó.

En cuanto a los propietarios de Jet Set, Antonio Espaillat y su hermana Maribel, Alejandro expresó que no les guarda rencor.

«Nosotros, los familiares, hemos sufrido, pero ellos también han sufrido mucho», dijo. Y si los tuviera frente a frente, asegura que los perdonaría. “Soy muy creyente de la palabra de Dios y eso (el rencor) no es de sabios”.

Seguir adelante

«Se aprende a vivir con el dolor, pero no se supera», afirmó Alejandro. Para seguir adelante, ha decidido hablar sobre lo sucedido. «Lloro, pero solo en mi casa, en mi habitación. Hay días en los que siento que nada ha pasado y que podré ver a mi familia de nuevo», compartió. A pesar del sufrimiento, agradece el apoyo de su abuelo, sus tres hijas y su tía.

«La muerte de mi hermana ha sido la que más me ha marcado», admitió, con la voz quebrada. «Era como mi hija. Siempre traté de cuidarla. Ver que no pude hacerlo ese día me chocaba», confesó, secándose las lágrimas.

«Pero luego entendí que fue Dios quien lo permitió. Él me dejó a mí porque sabía que yo tendría la fuerza para soportarlo», finalizó, convencido de que todo forma parte de un plan divino.