Santo Domingo.– La tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set no fue un accidente imprevisible, sino el resultado directo de una cadena de advertencias ignoradas por sus propietarios, Antonio y Maribel Espaillat. Así lo sostiene el Ministerio Público, que acusa a ambos de homicidio involuntario y negligencia criminal tras revelarse que conocían desde hace años los graves problemas estructurales del local.

Advertencias constantes, decisiones fatales

De acuerdo con el documento, empleados alertaron de manera directa y reiterada a los hermanos Espaillat sobre las condiciones deterioradas del techo de la discoteca. Estos reportes incluían fisuras visibles, filtraciones persistentes y señales evidentes de debilitamiento de la estructura. Pese a esto, los dueños no solo desestimaron las advertencias, sino que continuaron operando el establecimiento sin tomar ninguna medida correctiva.

Uno de los elementos más reveladores del caso es que horas antes del colapso, ya habían caído fragmentos del techo, situación que fue reportada de inmediato a Maribel Espaillat. Sin embargo, ella optó por no suspender el evento pautado esa noche, priorizando el beneficio económico por encima de la seguridad de las personas presentes.

Conocimiento directo, responsabilidad ineludible

El Ministerio Público subraya que el conocimiento de los hechos no fue indirecto ni circunstancial. Por el contrario, los imputados fueron notificados personalmente por el personal de mantenimiento, seguridad y administración del Jet Set, quienes manifestaron su preocupación por la integridad del techo y pidieron en más de una ocasión que se interviniera la estructura.

Además, consta en el expediente que en años anteriores se habían realizado intervenciones menores que evidenciaban la intención de remendar, sin solucionar de raíz los problemas estructurales, ni consultar a expertos en ingeniería para una evaluación técnica completa.

Los peritajes lo confirman

Estudios realizados por ingenieros forenses y sismorresistentes confirmaron que el techo colapsó debido a fallas acumuladas y modificaciones estructurales realizadas sin supervisión profesional. Se eliminó una columna esencial y se sobrecargó la cubierta con equipos pesados, todo esto a sabiendas del deterioro progresivo que afectaba la estructura.

Los peritos coinciden en que el colapso pudo haberse evitado si los dueños hubiesen actuado conforme a los protocolos de seguridad y a las advertencias recibidas.

Una tragedia anunciada

La investigación concluye que los hechos no solo fueron evitables, sino que los responsables tenían plena conciencia del riesgo. La negativa a actuar y la decisión consciente de seguir operando el negocio bajo esas condiciones reflejan, según el Ministerio Público, “una indiferencia criminal ante la vida humana”.