Santo Domingo. El Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (Inaipi) aclaró este viernes que a pesar de la recepción en un centro de atención de Los Guandules de una alerta de maltrato a la niña Emailing Coronado, de 7 años, este aviso no fue registrado ni escalado a las autoridades, lo que impidió activar una respuesta a tiempo.

La institución respondió así a versiones que señalaban que una vecina de la víctima había llamado al Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (CAIPI) de la zona y que una empleada le aseguró que el caso sería reportado como “emergencia”, promesa que no se cumplió.

El comunicado del Inaipi

En un documento oficial, el organismo lamentó la muerte de la menor y precisó que no existía ninguna denuncia formal en sus sistemas sobre los abusos cometidos.

Admitió, sin embargo, que una colaboradora sí recibió un comentario informal de una vecina, el cual no fue canalizado según los protocolos.

El Inaipi recordó que la niña no pertenecía a su red de servicios y que, por edad, estaba fuera del rango de atención, pero reiteró su política de “Tolerancia Cero” frente a la violencia infantil, subrayando que toda la sociedad tiene el deber de denunciar estos hechos.

“El Inaipi apoya las investigaciones del Ministerio Público y pone a disposición de las autoridades a cualquier colaborador que pudiera ser requerido para esclarecer por qué la información no escaló a tiempo”, sostuvo la entidad.

Medidas judiciales contra los tutores

Mientras tanto, un tribunal del Distrito Nacional dictó esta semana tres meses de prisión preventiva contra los tutores de la niña, Yokeiry Coronado de la Cruz y Jeider Montero Medina, imputados por actos de tortura y barbarie, maltrato contra menores y homicidio. Coronado fue enviada a Najayo Mujeres y Montero a Najayo Hombres, en San Cristóbal.

De acuerdo con la acusación del Ministerio Público, los abusos ocurrieron entre julio y agosto. Se indica que el 16 de agosto, la niña murió tras convulsiones producto de los golpes.

El Instituto Nacional de Patología Forense (Inacif) certificó que el deceso se debió a un cuadro de maltrato reiterado.