El patrón de complicidad entre agentes y reclusos en las cárceles del país

El patrón de complicidad entre agentes y reclusos en las cárceles del país

SANTO DOMINGO. Durante los últimos dos años, las cárceles de República Dominicana han sido escenario de una serie de fugas que han puesto al descubierto no solo fallas estructurales del sistema penitenciario, sino también la posible complicidad de agentes en estas evasiones.

Esto a puesto en tela de juicio la seguridad en los centros de reclusión, que ha quedado en evidencia como un punto crítico de la gestión penitenciaria.

Casos recientes

El caso más reciente ocurrió el pasado 21 de noviembre, en el Centro de Corrección y Rehabilitación La Isleta, en Moca.

Beilin Antonio de Peña, alias “Buda”, logró fugarse mientras estaba bajo prisión preventiva por homicidio.

Este sábado, la Policía Nacional, en una nota de prensa, informó que siete agentes de vigilancia penitenciaria fueron detenidos por su presunta participación en la fuga, lo que evidencia una posible confabulación interna que facilitó el escape.

Meses antes, en julio de 2025, cuatro internos escaparon de otra cárcel preventiva en Moca, aprovechando la falta de supervisión y los vacíos en los controles internos.

Aunque no se registraron arrestos de agentes, el hecho volvió a encender alarmas sobre la vigilancia penitenciaria y la integridad de los custodios, especialmente ante la repetición de episodios en el mismo centro.

En marzo de 2025, el Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Hombres, en San Cristóbal, fue escenario de otra fuga masiva.

Cuatro internos lograron escapar tras amordazar a compañeros y romper una pared en el área de reflexión. Uno murió durante un enfrentamiento con agentes, otro fue recapturado y dos permanecen prófugos.

Desde 2024, Najayo Hombres ha registrado múltiples fugas, donde los reclusos aprovecharon fallas de seguridad física y posibles negligencias del personal penitenciario.

En agosto de 2024, tres reclusos escaparon tras someter a un agente, reforzando la percepción de que la vigilancia interna en el penal estaba comprometida y que la repetición de estos incidentes constituye un patrón preocupante.

Las constantes noticias sobre el comportamiento cuestionable de agentes de vigilancia y tratamiento penitenciario (VTP) deja en evidencia que la detención de siete, implicados en la fuga de “Buda”, no son hechos aislados.