Morderse las uñas: ¿qué tan dañino es para nuestra salud?

Morderse las uñas: ¿qué tan dañino es para nuestra salud?

Santo Domingo. Morderse las uñas, una práctica conocida médicamente como onicofagia, va más allá de ser un simple mal hábito. Esta conducta compulsiva puede tener efectos negativos en la salud bucal, la piel, las uñas e incluso en el bienestar emocional.

Especialistas advierten que la presión constante de los dientes sobre las uñas puede causar desgaste del esmalte dental, aumentando la sensibilidad y el riesgo de caries. Además, incrementa la probabilidad de fracturas, sobre todo en los dientes frontales.

Otro de los problemas derivados de esta práctica es el impacto en la articulación temporomandibular (ATM), lo que puede provocar dolor, rigidez o dificultades al masticar. A esto se suma el riesgo de infecciones, ya que las uñas pueden portar bacterias y virus que ingresan fácilmente a la boca, favoreciendo también la aparición de halitosis (mal aliento).

En cuanto a las manos, las consecuencias son igualmente serias. Las uñas tienden a volverse quebradizas y deformarse con el tiempo. Las cutículas sufren lesiones frecuentes que pueden derivar en dolor, sangrado e infecciones como los uñeros o paroniquias. Asimismo, el contacto constante con bacterias eleva el riesgo de infecciones tanto en la boca como en los dedos.

Pero los efectos de la onicofagia no son solo físicos. Este comportamiento está relacionado en muchos casos con cuadros de ansiedad y estrés. Para algunas personas, morderse las uñas actúa como una forma de liberar tensión, aunque de forma poco saludable. Además, el deterioro estético de las uñas puede afectar la autoestima y generar incomodidad en el entorno social o laboral.

Expertos recomiendan buscar ayuda profesional si el hábito persiste o interfiere con la calidad de vida, ya que en ocasiones puede requerir tratamiento psicológico o terapias conductuales.

Categorías