Donald Trump dejó claro que no tiene intenciones de dialogar con Elon Musk, a quien calificó como alguien que “ha perdido la cabeza”. La declaración, realizada durante una entrevista telefónica con ABC News, surge tras rumores de un posible acercamiento entre ambos líderes, en un momento en que sus relaciones políticas y comerciales parecen haberse fracturado por completo.

El presidente de Estados Unidos aseguró que es Musk quien busca el contacto, pero que él no está interesado en una conversación “por ahora”. A esto se sumó una advertencia directa: la posibilidad de cancelar subsidios y contratos públicos que favorecen a las compañías del multimillonario, como Tesla y SpaceX.

Tensiones que escalan

Más allá de las descalificaciones, Trump insinuó consecuencias económicas para el imperio empresarial de Musk. La relación entre ambos, que en el pasado incluyó gestos públicos de respaldo, parece haber llegado a un punto de no retorno.

“Ni siquiera pienso en él”, dijo Trump en declaraciones a CNN, añadiendo que no hablará con Musk “durante un tiempo”. Esta postura ha generado inquietud dentro del círculo cercano del exmandatario. Según reportes de ABC News, personas cercanas lo notaron “decaído” tras el distanciamiento, lo que sugiere que el quiebre fue más que político.

El entorno se pronuncia

JD Vance, vicepresidente y aliado político de Trump, se mostró firme en su respaldo al expresidente, aunque evitó mencionar a Musk directamente. “Trump ha hecho más que nadie para ganarse la confianza del movimiento que lidera”, publicó en X (antes Twitter).

La Casa Blanca también comentó el episodio, desestimándolo como un “desafortunado capítulo” de Musk, en referencia a su oposición a una nueva ley que no contempla incentivos favorables a sus empresas.

Musk da marcha atrás con Dragon

A pesar de las tensiones, Musk dio señales de distensión. Luego de insinuar que retiraría del servicio la nave Dragon, usada en misiones a la Estación Espacial Internacional, reculó tras la sugerencia de un usuario en X con apenas 141 seguidores. “Buen consejo. Ok, no retiraremos Dragon”, respondió el empresario.

Repercusiones políticas y económicas

Este enfrentamiento ocurre en un momento clave para la política estadounidense y la industria tecnológica. Las amenazas sobre contratos federales podrían impactar operaciones vitales de empresas como SpaceX, que mantiene compromisos con agencias como la NASA.

El desenlace aún es incierto, pero el choque entre dos de las figuras más influyentes del país —una en la política, otra en la tecnología— añade un nuevo nivel de tensión a un panorama ya polarizado.

Incluso un gesto simbólico como el Tesla rojo que Trump había comprado para mostrar apoyo a Musk podría desaparecer de su garaje. Según ABC News, el expresidente considera regalarlo o venderlo, señal de una ruptura definitiva.