
Sobrevivientes de accidentes aéreos donde no quedó nadie más con vida
- 2025-06-12
- Autor: Carolina Cueva
Redacción. Sobrevivir a una estrepitosa caída de avión es un milagro, así confirman personas que superado un accidente de esta magnitud, y que considera una experiencia muy cercana a la muerte.
Tal es el caso de Viswashkumar Ramesh, de 48 años, quien sobrevivió este jueves al trágico accidente aéreo donde se estrelló contra el pavimento un Boeing 787-8 Dreamliner de la compañía Air India con 242 personas a bordo, poco después de despegar de un aeropuerto de Ahmedabad.
Fue una escena devastadora, excepto por el único sobreviviente que salió caminando con dificultad de entre los restos de la aeronave incendiada.
Pero el caso de Ramesh no ha sido el único.
Sobreviviente en el mar
Bahya Bakari, de 14 años, una adolescente tímida que apenas sabía nadar, pero cuando el avión en que viajaba se precipitó al océano Índico el 30 de junio de 2009, logró sobrevivir y se aferró algo que encontró flotando y esperó. Y esperó.
Pasaron más de 12 horas antes de que los equipos de rescate la divisaran flotando en un mar picado entre los escombros de un Airbus de la línea aérea Yemenia, que cayó poco antes de llegar a las islas Comoras, en la costa oriental de África.
Bahya fue la única sobreviviente de la tragedia del avión en el que viajaban 153 personas, entre ellas su propia madre. Según relató, en un momento salió disparada y se encontró a sí misma en el agua, cerca del avión. No podía sentir nada.
Doce días en la selva
El 24 de diciembre de 1971, Juliane Koepcke se convirtió en la única sobreviviente de del accidente del Vuelo 508 de LANSA, en el que murieron 91 pasajeros. Pero lo más extraordinario no fue que logrará quedar con vida luego de caer 3,000 metros desde el cielo, sino que pasó 12 días en Amazonia peruana antes de ser rescatada.
Con 17 años, y luego de soportar la caída libre aferrada a sus butacas, estuvo enfrentando en soledad las vicisitudes en la selva peruana durante 12 días, en los que solo tuvo un paquete de caramelos para comer.
Su resistencia en esos días no fue el resultado de intervención divina, sino de su fortaleza y habilidad para manejarse en ese entorno tan desafiante. “Esa selva me salvó la vida y gracias a lo que me enseñaron mis padres pude sobrevivir”, dijo en una entrevista. María, la madre de Juliane y que murió en el accidente, era bióloga y su padre, Wilhelm, era zoólogo.
Contó su historia años después en un libro autobiográfico y, en 1998, fue la figura central del documental “Alas de esperanza”, dirigido por Werner Herzog.
En la actualidad es una zoóloga y bióloga que trabaja por la conservación de la Amazonía.