El gobierno del presidente Donald Trump ha desplegado miles militares adicionales en Los Ángeles, en respuesta a las crecientes protestas contra las redadas de inmigración que ya llevan cuatro días en marcha.

El despliegue incluye a unos 700 Marines y 4,000 miembros de la Guardia Nacional, duplicando la presencia militar en la ciudad para sofocar las manifestaciones, que se han extendido a otras ciudades de Estados Unidos.

El gobernador de California, Gavin Newsom, ha criticado duramente esta acción, señalando que el presidente está cumpliendo lo que calificó como la «fantasía trastornada de un presidente dictatorial». En consecuencia, California ha presentado una demanda contra la administración de Trump, argumentando que el despliegue de tropas se realizó sin la autorización necesaria del gobernador.

Históricamente, los marines han sido desplegados en situaciones como desastres naturales, como el huracán Katrina en 2005, o en respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, en este caso, la administración Trump no ha invocado la Ley de Insurrección, que permitiría a las tropas participar directamente en la vigilancia civil.

El fiscal del condado de Los Ángeles, Nathan Hochman, se ha sumado a las críticas, declarando que el despliegue de soldados es innecesario, ya que las autoridades locales aún cuentan con suficientes recursos para manejar la situación.

Además, la cancillería de Estados Unidos informó que al menos cuatro ciudadanos mexicanos arrestados durante las protestas han sido deportados a México desde el pasado viernes.